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¿Qué Aspecto Tiene Un Falso Maestro?


Por Ben Giselbach, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.


“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” 


(2 Pedro 2:1).

Es imposible ignorar el hecho que Pedro dice que vamos a encontrarnos con falsos maestros. No dice que es solo una posibilidad, o incluso una probabilidad, sino una garantía. “Habrá entre vosotros falsos maestros”.

Sin embargo, en nuestra timidez, muchos han suavizado quienes en realidad califican como falsos maestros. Estos argumentan que “No puedes ser un falso maestro a menos que tengas una personalidad corrupta”. Un bloguero argumentó recientemente que la diferencia entre un “maestro confundido” y un “maestro falso” se reduce a si son o no “personas que engañan intencionalmente”. (Muchos de los que hacen este trillado argumento también dicen: “Y quienes somos nosotros para juzgar la personalidad de alguien?”)

Entiendo la reluctancia a etiquetar a alguien como un falso maestro. “Falso Maestro” es un término tan feo. De hecho, deberíamos ser lentos para llamar a alguien así (Santiago 1:19). Quizás la mayor diferencia entre un verdadero maestro y un falso maestro no es que el verdadero maestro nunca enseña nada que sea incorrecto, sino que está ansioso por arrepentirse cuando aprende la verdad con mayor precisión (Hechos 18:24-28).[1]

No obstante, el Nuevo Testamento está lleno de advertencias sobre falsos maestros (Mateo 24:4-5; Marcos 13:22; Hechos 20:29-30; Romanos 16:17; 2 Corintios 11:13-15; Gálatas 1:6-9; Efesios 4:14; Colosenses 2:8; 1 Timoteo 1:3-4; 6:3-5; 2 Timoteo 3:13; Hebreos 13:9; 1 Juan 4:1). Estos falsos maestros o profetas, quienesquiera que sean, parecen ser relativamente comunes en lo que concierne a la Biblia (Mateo 7:15; Mateo 24:11, 24; 1 Timoteo 4:1-2; 6:20-21; 2 Timoteo 4:3; 2 Pedro 2:1; 2 Juan 7-11; Judas 4).

A veces la Biblia, de hecho, describe a los falsos profetas y maestros como si tuvieran una personalidad corrupta. Pero el énfasis subyacente no está en la intención del maestro, sino en si sus palabras son verdaderas o no. Se trata de contenido, no de personalidad.

Los falsos maestros son descritos como lobos (Mateo 7:15; Hechos 20:27). Tengo un gato (bueno, mi esposa tiene un gato) llamado Baxter. A veces, Baxter olvida que es un gato. Actúa como un humano. Sé que los perros pueden actuar de la misma manera. Y si estos “lobos vestidos de ovejas” son similares a los perros o gatos, no tienen que darse cuenta de que son lobos para ser lobos. ¿Es la autoconciencia un prerrequisito para ser un falso maestro? Después de todo, habrá muchos líderes religiosos sinceros que van a morir perdidos (Mateo 7:21-23).

Entonces, ¿quién es un falso maestro? ¿Y cómo detectamos uno? Pedro tiene algunas cosas útiles que decir en su segunda carta. El capítulo 1 describe cómo son los maestros del verdadero evangelio. El capítulo 2 describe a los que predican un evangelio diferente. No todos los maestros falsos exhiben todos estos rasgos a la vez, pero a veces demuestran una combinación.

1. Su enseñanza no proviene fundamentalmente de la Biblia (2 Pedro 2:3).

Me gusta cómo la Biblia de Las Américas (LBLA) lo expresa: “en su avaricia os explotarán con palabras falsas”. En otras palabras, cuando llegas al corazón del mensaje, ¿de dónde proviene esta enseñanza? ¿Suena como algo que fue recogido en el pasillo de autoayuda en la librería? ¿Es solo la última moda en la sabiduría humana? ¿Es una insensatez hábilmente disfrazada que ha sido envuelta en una elegante ambigüedad teológica?

Por otro lado, los maestros de la verdad son diferentes porque sus enseñanzas son demostrablemente verdaderas. Pedro y los apóstoles enseñaron desde su testimonio presencial y por inspiración del Espíritu Santo. No se basaban en ocurrencias ingeniosas y su capacidad para articularse de manera inteligente para convencer a las personas de su mensaje (1 Corintios 2:1, 4). “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad” (2 Pedro 1:16). Por lo tanto, los verdaderos maestros reconocen que su mensaje solo es verdadero en la medida en que refleja la verdad del evangelio. Por lo tanto, ellos se aseguran de que sus palabras estén llenas con las Escrituras.

2. Su enseñanza no gira en torno a la autoridad y la soberanía de Jesús (2 Pedro 2:1).

Los maestros de la falsedad son, en última instancia, “destructores” y su mensaje fundamentalmente “niega al Señor”. El señor o amo de una casa es el que tiene la autoridad final en un asunto. Por lo tanto, un falso maestro es aquel que tiene una visión barata de la autoridad de la última voluntad y el testamento de Cristo. Citan la Biblia como lo harían con un proverbio o poema al final de un discurso. Para ellos, la Escritura es simplemente una guarnición, no la carne.

Los verdaderos maestros del evangelio, en contraste, enfatizan la necesidad de la autoridad de la Biblia. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). En lo que respecta a los maestros de la verdad, se trata de Jesús y de vivir para Él. Él es preeminente. Por lo tanto, no hay manera de vivir aceptablemente ante Él que de alguna manera no esté enseñada en la Biblia. Todo lo que necesitamos saber y creer se puede encontrar en la Biblia.

3. Minimiza la seriedad del pecado y pasa por alto el vivir vidas santas (2 Pedro 2:19).

“Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción.” Su mantra es “libertad en Cristo”, pero en realidad, solo están enseñando “la libertad de hacer lo que uno quiera”. Eso es esclavitud al pecado. Estos maestros tienen una actitud desdeñosa hacia aquellos que tienen escrúpulos personales con respecto a la moralidad y la santidad. Como resultado, todavía están plagados de problemas morales. Aunque hayan estado involucrados con la iglesia durante décadas, el pecado todavía se ha tejido a lo largo de sus vidas. Las formas de entretenimiento mundano, la adicción, la ira, la amargura, los pecados sexuales y la infidelidad están presentes (e incluso se defienden) en las vidas de sus familias. Esto no es una sorpresa, porque cuando la teología de una persona se ha deteriorado, también lo hará su moralidad.

Sin embargo, los verdaderos maestros del evangelio enfatizan la necesidad de la santidad. “habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:4). No colocan una línea fina entre ellos y el pecado; es un límite grueso. De hecho, los verdaderos maestros están felices de sufrir el ridículo por sus estándares doctrinales y morales.

4. Es atrevido, sacrílego y desprecia la autoridad (2 Pedro 2:10).

“Atrevidos y contumaces [obstinados, LBLA], no temen decir mal de las potestades superiores”. Por lo tanto, la Biblia describe al falso maestro con una personalidad bulliciosa y arrogante. Hay algo en la forma en que hablan que dice: “He llegado. Merezco tu atención. ¿Dónde estarías sin mí? Escucha mientras tus oídos son agraciados por mis palabras”. A ellos no les importa burlarse y pasar por alto las cosas santas. Judas comenta que “éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen” (Judas 10).

Los verdaderos maestros del evangelio, por otro lado, son claramente diferentes. Son humildes, cariñosos con aquellos que son humildes, amables y tienen una actitud de paciencia con los demás (2 Pedro 1:5-7). Debido a que son modelo del amor bíblico, no son “jactanciosos” ni “se envanecen”, ni “buscan lo suyo” (1 Corintios 13:4-7).

5. Dice lo que la gente quiere escuchar (2 Pedro 2:18).

“Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.” Ya sea que se dé cuenta o no, el falso maestro está más preocupado por atender las necesidades sentidas de los demás en lugar de sus necesidades reales. Él pregunta: “¿Qué es lo que la gente quiere escuchar? ¿Qué atraerá a sus instintos animales?” Los jóvenes Cristianos se sienten especialmente atraídos por esto porque carecen de un discernimiento adecuado. A menudo se sienten atraídos por lo que atrae a la carne en lugar del espíritu. Hay un montón de personas que gustan de estos maestros, “teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3).

Con una distinción refrescante, los verdaderos maestros del evangelio se basan en la Palabra de Dios. “¿Qué dice la Biblia?” “Estudiemos la Biblia acerca de este tema”. Las Escrituras nos harán “bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro” (2 Pedro 1:19).

6. Produce poca profundidad espiritual (2 Pedro 2:17).

“Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta”. La gente se siente atraída por ellos. Atraen a la audiencia con impresionante retórica y discurso. Hacen reír a la gente. Parecen inteligentes. Son ingeniosos. Son afables. Son “seguros”. Pero al final del día, se ha comunicado muy poca sustancia.

Sin embargo, los verdaderos maestros del evangelio están interesados en profundizar en la Palabra de Dios. El humor, el ingenio y el poder siempre serán cualidades de buen hablar en público. Sin embargo, lo que hace más impresionante a un maestro de la verdad es su énfasis en ser más fructífero “en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8).

7. Te llevará al infierno (2 Pedro 2:1).

Ellos “introducirán encubiertamente herejías destructoras”, y por lo tanto traerán “sobre sí mismos destrucción repentina.” ¿Qué les ha pasado a las almas a su paso? ¿Cuál es el resultado preciso de su enseñanza? ¿Nos llevarán sus palabras a una mayor fidelidad o indiferencia? Puedes estar seguro que “su perdición no se duerme” (2 Pedro 2:3).

Sin embargo, algo que describe a los maestros de la verdad es su ansiosa expectativa del cielo (2 Pedro 1:11). Su mensaje es acerca de preparar a las personas para el Juicio.

¿Cómo nos protegemos?

No seas ingenuo. Pedro promete en términos inequívocos que “habrá entre vosotros falsos maestros”. Por lo tanto, los Cristianos deben leer blogs, artículos en Internet y publicaciones sabiendo que “habrá entre vosotros falsos maestros”. Los ancianos deben analizar a aquellos que desean identificarse con el rebaño de Dios, sabiendo que “habrá entre vosotros falsos maestros”. Es un hecho que hay Cristianos que se identifican a sí mismos como tales y que harán más mal que bien.

Sabiendo que los falsos maestros se identifican principalmente por su contenido (y no solo por su personalidad), aprende las Escrituras. Hazte tan dedicado a la Biblia que las personas casi no te reconozcan sin una en la mano. Solo manejando lo real podemos detectar un fraude.

Algunas personas rechazan el Cristianismo bajo la premisa que “hay demasiados hipócritas en la iglesia”. Esta es una razón bizarra para rechazar a la iglesia. ¿Por qué la existencia de fraudes nos hace perder interés en lo que es real? Personalmente, es debido al hecho de que existen cosas falsas lo que me hace ser más apasionado por las cosas reales.

Nota Final

[1] Un punto de aclaración es necesario. Si un maestro enseña algo que es falso, en relación con esa información falsa o engañosa en particular, es un falso maestro en ese tema dado. Si todo lo demás que enseña es verdadero, él es un maestro de la verdad en esos temas. Si escuchamos (o leemos) a alguien que está enseñando algo que está mal, salvo que exista evidencia de una personalidad corrupta (ver Mateo 7:6), debemos asumir que está honestamente equivocado y ser lo suficientemente valientes como para mostrarle la verdad de una manera amable y gentil.

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