Una pregunta que muchos se hacen a sí mismos, mas suelen callar. Una hermana se atrevió a preguntarla, y he aquí la respuesta en base a las Escrituras.
Recordemos que, cuando dijimos Sí en ese día tan importante de nuestras vidas, dejamos de ser dos para ser una sola carne. Hay dos responsabilidades principales, una para cada uno de los cónyuges, y de eso, tratamos en esta oportunidad.
Jesús dijo, “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38).
Estimado lector, el puesto de trabajo está abierto, pero, usted debe estar en el edificio. No es un edificio literal que fue construido por las manos del hombre, sino el edificio espiritual que Jesús compró con Su propia sangre (Hechos 20:28), Su iglesia, Su cuerpo (Efesios 1:22-23).
La tan llamada “iglesia emergente” es la hijastra de la posmodernidad. Esta ideología sostiene que es arrogante creer que uno sabe la verdad; en cambio, la “verdad” es que la verdad solo se determina subjetivamente, siendo modelada por la cultura, no por las Escrituras.
Ciertamente es grato el habitar, el compartir, el ser la comunidad que somos en la iglesia, el cuerpo del Señor, como hermanos juntos en unidad. ¿Cómo podemos desarrollar o continuar esa unidad en nuestros hogares?
Porque Cristo te ama, yo te amo. Y hay algunas cosas que creo que deberías recordar debido a lo que tu esposo estuvo dispuesto a hacer por ti.
¿Qué tiene que ver una pareja de ancianos con el tema de este artículo? Un viejo refrán dice “El que no oye consejo no llega a viejo”. El sabio Salomón escribió algo muy similar, “Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez” (Proverbios 19:20).
Algunas preguntas sobre el divorcio y segundas nupcias son contestadas por el hermano Wayne Jackson.