Debes saber que eres importante y también lo es tu trabajo. El viejo adagio es cierto, “Dios tuvo un hijo y él fue un predicador” (Marcos 1:38). Aunque hayas escuchado esta declaración muchas veces, no permitas que se convierta en un sentimiento antiguo y trillado.
La palabra “apologética” viene de la palabra griega apología, cuya definición es respuesta o defensa. Esta palabra aparece en varios textos del Nuevo Testamento. Uno de los más conocido es 1 Pedro 3:15.
¿Sabes quién fue Isaac Asimov? Fue un escritor y bioquímico estadounidense, muy exitoso en las áreas de ciencia y ciencia ficción. Si has podido ver películas sobre robots, es posible que recuerdes las “tres leyes de la robótica”. Él es el padre de esas leyes. Pero también fue ateo
El escritor a los Hebreos dedico una sección de su epístola a hacer saber a sus lectores acerca de grandes héroes de la fe. Muchos años después, esta sección de las Escrituras fue etiquetada como el capítulo 11 de esta carta. A lo largo de la historia muchos más han podido ser considerados también, héroes de la fe.
A veces, la gente me pregunta: “¿Acaso importa? Y qué, si las personas piensan que Dios todavía empodera a los hombres para realizar milagros hoy. ¿Qué diferencia hace?” Permítanme responder brevemente esta pregunta…
En América Latina, la Navidad no es del agrado de muchos Cristianos por ser un evento de origen pagano, y porque es una celebración no autorizada ni ordenada por Dios en su Palabra. Pero, ¿cómo debería el Cristiano observar/celebrar la Navidad?
¿Qué debemos esperar de la predicación? Asegurémonos de que nuestras expectativas estén centradas en Dios y no en lo hecho por el hombre.
Sé que esta declaración no es completamente precisa. Técnicamente, no hay tal cosa como un “Cristiano inconverso”. O eres Cristiano o eres inconverso.
Pero ciertamente pareciera ser que hay una tercera categoría, ¿cierto?
¿Qué tienen en común un predicador y un tornillo? Puede decir «probablemente nada», pero me encantaría que se tomara el tiempo de leer este artículo.
En ocasiones, me preguntan: “¿Realmente puedes ver lo que está pasando en las bancas?” Y “¿Te molestan los bebés y los niños pequeños cuando estás predicando?”