Para un Cristiano servir a Dios no es solo una simple ambición, sino un deber, y no sólo un deber, sino un deber con agradecimiento (Colosenses 3:17). Todo lo que hacemos debe ser con el único objetivo de complacer, honrar, y glorificar a Dios (Colosenses 3:23). Menospreciar a un hermano o hermana en Cristo no nos ayuda a hacer ninguna de esas tres acciones.
¿Sobrevive la personalidad individual a la muerte del cuerpo? ¿Reconoceremos amigos y seres queridos más allá de esta vida presente? La pregunta es más que un interés emocional pasajero. Implica la esencia misma del espíritu humano.
Ciertamente es grato el habitar, el compartir, el ser la comunidad que somos en la iglesia, el cuerpo del Señor, como hermanos juntos en unidad. ¿Cómo podemos desarrollar o continuar esa unidad en nuestros hogares?
Es posible que no puedas desempeñar el papel de predicador, maestro, anciano o diácono. Pero en el sentido general, puedes ser un evangelista. Aquí el cómo hacerlo.
Es imposible ignorar el hecho que Pedro dice que vamos a encontrarnos con falsos maestros. No dice que es solo una posibilidad, o incluso una probabilidad, sino una garantía. “Habrá entre vosotros falsos maestros”.
Porque Cristo te ama, yo te amo. Y hay algunas cosas que creo que deberías recordar debido a lo que tu esposo estuvo dispuesto a hacer por ti.
¿Es incorrecto que los Cristianos celebren algunas de las fiestas populares en nuestra sociedad, como dar regalos en Navidad, permitir que los niños pidan dulces en Halloween o buscar huevos en la Pascua?
Al considerar este tema, se deben tener en cuenta varias cosas.
¿Te has preguntado alguna vez esa pregunta? Yo lo he hecho. De hecho, lo he hecho muchas veces durante mi vida. Siendo honesto, antes de empezar a escribir este artículo, me hice esa pregunta, y luego decidí empezar a escribir.
Hay un dicho común, “de tal palo, tal astilla”. Aunque a menudo pensamos en ello, vemos cómo algunas acciones o gestos de nuestros hijos son copiados según lo que ven y aprenden de nosotros, sus padres. Como Cristianos, siendo hijos de Dios, debemos mostrar a este mundo lo que continuamente aprendemos de nuestro Padre celestial.
¿Qué tiene que ver una pareja de ancianos con el tema de este artículo? Un viejo refrán dice “El que no oye consejo no llega a viejo”. El sabio Salomón escribió algo muy similar, “Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez” (Proverbios 19:20).