Por Hiram Kemp, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
Los Cristianos deben leer la Biblia. Ella ilumina nuestro camino (Salmo 119:105). Cuando la Palabra de Dios es ingerida y aplicada a nuestras vidas, nos impide pecar (Salmo 119:11). Si vamos a vivir como Dios quiere que lo hagamos, debemos recordar que no “vivimos solo de pan” (Mateo 4:4). Sin embargo, debemos tener en cuenta el hecho de que Dios quiere que Su palabra no solo se lea, sino que se maneje adecuadamente (2 Timoteo 2:15). Esto no solo implica una profunda reverencia y respeto por la Palabra de Dios, sino también la correcta interpretación y aplicación de esta (Proverbios 30:5-6; Marcos 7:9; Apocalipsis 22:18-19). Con más traducciones y formatos (electrónicos y en papel) para leer la Biblia que nunca, debemos ser cautelosos para que estas conveniencias no nos inclinen a manejar mal la Palabra de Dios. No pretendo ser un experto en cómo abordar la Biblia (y confieso que yo también cometo estos errores), pero quiero ser mejor al respecto. Observa estos ocho errores que cometemos cuando leemos la Biblia y trata de evitar cometerlos mientras lees y estudias las Escrituras.
Error #1: Ignorar el contexto
A menudo no apreciamos el contexto del libro o el versículo que estamos leyendo. El contexto se refiere a las circunstancias que forman el escenario para un evento, declaración o idea. Cuando leemos un capítulo de la Biblia, debemos hacernos preguntas como:
- ¿Qué libro estoy leyendo?
- ¿Qué pacto estaba vigente cuando ocurrieron los eventos de este libro?
- ¿Qué se ha dicho anteriormente en este libro?
- ¿Qué seguirá?
- ¿Cómo encaja en el contexto general de la Biblia?
- Además, ¿qué papel juega este libro en la totalidad de las Escrituras?
Tomar versos como Filipenses 4:13 como municiones para pasar un examen de matemáticas o escalar el Monte Everest puede ser inspirador, pero Pablo no tenía estas cosas en mente. Usar Colosenses 2:20-23 como un pasaje para sugerir que debemos abstenernos de ciertas cosas está en oposición directa a lo que se discute en ese capítulo. Además, cuando Santiago habla de ser prontos para oír en Santiago 1:19, no se refiere solo a escuchar buenos consejos, tan importante como lo es (ver Proverbios 12:15; 19:20). Más precisamente, él está, contextualmente, hablando acerca de ser prontos en oír la palabra de Dios (Santiago 1:18-25). Ignorar el contexto hace que nuestra agenda sea más importante que la agenda del Espíritu Santo, ya que Él inspiró a los hombres a escribir los mensajes que escribieron. Obtén el punto de Dios del texto porque Su posición es la más importante.
Error #2: No leer el texto lo suficiente
A veces leemos la Biblia y afirmamos que no sacamos nada de ella. El problema, sin embargo, no es con la Biblia sino con nosotros. Dios nunca le prometió a nadie que aprendería todo lo que necesita saber con solo una lectura superficial de unos pocos versículos o un libro. Las Escrituras nos llaman a meditar y practicar las verdades contenidas en la Palabra de Dios, continuamente (Josué 1:8; Salmo 1:2, 119:97). Si bien leer un libro completo en una sola sesión es una práctica buena y útil, debemos agregar a esto que leer en una sola sesión varias veces es mejor. Lo que creemos que es correcto la primera vez que leemos un pasaje puede ser pulido a medida que volvemos a él varias veces (cf. Proverbios 18:17). Los reyes en Israel tuvieron que copiar la palabra de Dios y luego estudiarla repetidamente (Deuteronomio 17:18-20).
En lugar de apresurarte rápidamente de un libro a otro, trata de saturarte con un libro de la Biblia, aprendiéndolo dentro y fuera, y luego continúa. Lee el mismo capítulo varias veces durante algunas semanas y hazlo con varias traducciones confiables a medida que permitas que el texto capte tus pensamientos. Entonces el tema central se hace evidente (Salmo 119:15-16), y el entusiasmo ocurre cuando comienzas a notar cosas que nunca viste en el texto. La Biblia no fue escrita para que podamos cumplir apresuradamente nuestro objetivo devocional diario; fue escrita para ser digerida e internalizada a medida que permitimos que el Espíritu nos transforme.
Error #3: No orar antes y después
Recientemente se ha hablado mucho más sobre orar la Biblia (especialmente los Salmos), y esta es una buena idea. A veces, en nuestra prisa por leer y desenterrar las verdades de la Palabra de Dios, fallamos en orar a Él antes y después de haber leído. El estudio de la Biblia no es simplemente un ejercicio académico en el que estamos tratando de meter y aprender meros hechos. El estudio de la Biblia, cuando se hace correctamente, es adoración al encontrarnos con Dios a través de Su palabra (Salmo 119:161). Debemos orar para que la postura de nuestro corazón sea humilde y esté lista para recibir la Palabra para que podamos cumplir con sus enseñanzas (Santiago 1:21). Debemos orar para que nuestros prejuicios e ideas preconcebidas se dejen a un lado lo mejor que podamos para así ver las cosas a través de los lentes de Dios (Salmo 119:18). Antes y después de leer, debemos agradecerle a Dios que podemos entender Su palabra, que la ha preservado para nosotros, que la tenemos en nuestro idioma y podemos leerla libremente (Salmo 119:164). No todos han sido tan bendecidos como nosotros hoy en día (1 Pedro 1:10-12). No debemos dar por sentada la Palabra de Dios (ni nuestro acceso a ella). Necesitamos tomar las palabras de las Escrituras y orarlas a Dios a medida que aprendemos a orar por las cosas de acuerdo con Su voluntad (1 Juan 5:14-15). Entrar en el estudio de la Biblia sin oración es como hacer ejercicio sin estirar: las intenciones son buenas, pero podrías lastimarte en el proceso.
Error #4: Apurarse a la aplicación
¿Cuántas veces hemos escuchado o incluso dicho “¿Qué me dice la Biblia?” o “¿Quiero la voluntad de Dios para mi vida?”? Si bien la Biblia tiene algo que decirnos, debemos asegurarnos de que primero descubramos lo que dice el texto antes de preocuparnos por lo que nos dice específicamente. Considera este principio en lo que se refiere al ciclo diario de noticias. Un periódico tiene información útil, y muchos de los artículos dentro de sus páginas se pueden aplicar a nuestras vidas. Sin embargo, pocas personas toman un periódico pensando que cada sección se aplica directamente a ellos. El primer objetivo es determinar de qué se trata la historia, luego hacer una aplicación personal si es posible. Sé que la Biblia no es un periódico (y Dios tiene algo que decirnos en cada página), pero la aplicación personal no es la primera orden del día en el estudio de la Biblia. Nuestra prisa por la aplicación para la actualidad ha hecho que muchos hagan de Jeremías 29:11 algo sobre los planes de Dios para los graduados de la escuela secundaria y la universidad; muchos leen el Libro de Apocalipsis como si se tratara de figuras políticas actuales. Sí, la aplicación debe hacerse eventualmente, pero primero necesitamos ver el texto como fue originalmente intencionado.
Error #5: Estar leyendo el correo de otra persona como si fuera nuestro correo
Estamos leyendo cartas y documentos que se escribieron a otras personas en un momento diferente. Debemos recordar que libros como 1 y 2 Timoteo fueron escritos a un individuo llamado Timoteo. Lucas estaba escribiendo a un hombre llamado Teófilo (Lucas 1:1-4; Hechos 1:1). Cuanto más podamos aprender sobre la cultura, los tiempos y las costumbres de quienes recibieron originalmente estos documentos, mejor será nuestra comprensión del texto. Deberíamos ver cómo las personas que fueron la audiencia original habrían recibido las cosas antes de leerlo a través de nuestros lentes del siglo XXI.
Aun así, cometemos un error cuando no vemos que estos mensajes también son para nosotros. Los apóstoles y profetas inspirados sabían que estaban escribiendo las Escrituras (1 Corintios 14:37; 2 Pedro 3:15-16). Ellos querían que sus cartas circularan y llegaran a varias congregaciones (Colosenses 4:16; 1 Tesalonicenses 5:27). Leemos la Biblia incorrectamente cuando pensamos que el mensaje está fijado en el primer siglo y no tiene nada que decirnos hoy (Mateo 28:20). Estamos poniendo en peligro nuestras almas cuando descartamos la condena que la Biblia hace de pecados específicos como relevantes solo para ese contexto cultural particular. Las Escrituras deben ser enseñadas, explicadas y obedecidas por cada generación a medida que transmitimos fielmente su mensaje (2 Timoteo 2:2).
Error #6: Leer por mera información
La Biblia es una biblioteca de 66 volúmenes de libros. Hay información histórica, científica y cultural en la Biblia que interesa a todos los que abren sus páginas. La Biblia es lo suficientemente profunda como para confundir a los eruditos y lo suficientemente simple como para enseñarla a los bebés. Sin embargo, el propósito de leer la Biblia no es pasar una prueba de trivia celestial. No debemos simplemente recordar dónde están los pasajes y exactamente lo que dicen para impresionar a las personas o parecer inteligentes. Memorizar las escrituras sugiere que uno ha pasado mucho tiempo con la Palabra de Dios (véase 1 Corintios 15:2). Aun así, el conocimiento envanece y el amor edifica (1 Corintios 8: 1). Si conocemos mucha Biblia, pero no somos más amables, amorosos y compasivos, lo estamos haciendo mal (Gálatas 5:22-23). Si no odiamos más al pecado (especialmente el nuestro) como resultado de nuestro estudio, entonces no estamos leyendo la Biblia con suficiente cuidado (Santiago 1:15).
La lectura de la Biblia debería elevar nuestro amor por Dios, aumentar nuestro amor por la humanidad y abundar nuestro deseo de servir a Dios. Los autores de las Escrituras, especialmente en el Nuevo Testamento, dan mucha información y, como resultado, desafían a quienes la reciben a vivir vidas cambiadas (cf. Romanos 12:1-2). Si nuestra lectura de la Biblia no mejora nuestra vida familiar, ética de trabajo y tratamiento a Dios y a los demás, entonces solo estamos leyendo para obtener mera información y esto no es útil (Santiago 1:22-25).
Error #7: Leer nuestra “posición” en el texto
Por mucho que a todos nos gustaría ser imparciales sobre nuestra lectura de la Biblia, la verdad es que todos tenemos inclinaciones. Necesitamos estar conscientes de esto cuando estudiamos la Biblia. No lo tenemos todo resuelto. (Porque si lo hiciéramos, ¿para qué molestarse más en leer la Biblia?) No debemos convertir la Biblia en una cámara de resonancia, diciéndonos que cada idea que tenemos es correcta. No debemos incorporar nuestras convicciones preconcebidas al texto y luego manipular pasajes para que estén de acuerdo con nosotros (Marcos 7:9-13). Si creemos que la Biblia enseña algo, debemos evaluar todos los pasajes relevantes en su contexto apropiado y permitir que la Biblia hable por sí misma.
Error #8: Olvidar el punto principal
El punto principal de toda la Biblia es Jesús. Jesús dijo que todo el Antiguo Testamento apuntaba a él (Lucas 24:44). Esto no significa que debamos alegorizar el texto hasta la muerte y hacer cada verso de alguna manera sobre Jesús. Aun así, significa que, al final, el mensaje principal de la Biblia apunta a Cristo. Jesús reprendió a los fariseos por su escrudiño de las Escrituras, que involucraba muchas cosas, pero le dejaban por fuera a Él (Juan 5:39-40). Cuando leemos la Biblia, deberíamos decir: “¿Qué me está enseñando esto acerca de Jesús?” “¿Cómo me ayuda este pasaje a ser más como Jesús?” Si estamos en el Antiguo Testamento, deberíamos buscar formas en que el libro que estamos leyendo prepara el camino para que Jesús venga o presagie Su venida. La estrella de la Biblia es Jesús, y cuando leemos la Biblia y no vemos esto, estamos cometiendo un gran error. La Biblia es el libro que nos enseña sobre Dios, y si lo leemos y no salimos con más conocimiento de Él y más amor por Él, entonces estamos perdiendo el punto. Que podamos salir de nuestra lectura de la Biblia exaltando a Cristo y alabándolo por su asombrosa gracia.
La lectura de la Biblia es una gran cosa. Me alegra que podamos leer la Biblia y estudiarla con la frecuencia que quisiéramos. Honestamente busquemos en nuestros corazones y démonos cuenta de que a veces todos cometemos errores al leer la Palabra de Dios. Seamos mejores estudiantes para que podamos llegar a conocer mejor a Dios.