Por Steve Higginbotham, traducido con permiso por Marlon Retana.
El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
El sábado 21 de diciembre de 2019, Olive Alayne, de dos años, falleció inesperadamente. En respuesta a su muerte, su madre fue a las redes sociales y pidió a miles de personas que oraran por un milagro … una resurrección de la muerte para su hijita.
Mi corazón se rompe por esta madre y padre, que han perdido a su pequeña hija. Solo puedo imaginar la desesperación que deben estar sintiendo. Pero mi corazón también se rompe por ellos debido a la falsa esperanza que les ha sido dada por la falsa doctrina.
Aunque creo en los milagros, no creo que la Biblia enseñe que los milagros fueron intencionados para siempre. La Biblia registra muchos milagros, por lo tanto, si los milagros se realizan hoy o no, no es una cuestión del poder de Dios, sino del propósito de Dios. Mientras que Dios les dio a los hombres, en tiempos pasados, el poder de resucitar a los muertos (por ejemplo, Elías – 1 Reyes 17:17-24; Eliseo – 2 Reyes 4:18-37; Jesús – Lucas 7:11-17; Pedro – Hechos 9:36-42, etc.), estos dones milagrosos ya han cesado (1 Corintios 13:8-10; Efesios 4:11-13).
A veces, la gente me pregunta: “¿Acaso importa? Y qué, si las personas piensan que Dios todavía empodera a los hombres para realizar milagros hoy. ¿Qué diferencia hace?” Permítanme responder brevemente esta pregunta y darle algunas razones por las cuales es importante.
- Ante todo, importa porque la verdad importa (Proverbios 23:23). Si bien llegar a una comprensión de toda la verdad no es esencial para ser salvo, nunca debemos satisfacernos con el error, sino que siempre debemos vivir en búsqueda de la verdad. El error, consecuente o no, nunca debe anhelarse por encima de la verdad.
- Las personas son vulnerables en tiempos de angustia y pérdida. Esta vulnerabilidad ha sido un suelo fértil para los charlatanes que se aprovechan de estas personas que sufren y las manipulan para su propio beneficio. Incontables millones de dólares han intercambiado manos en la desesperación y la esperanza de un milagro. Esta desesperación ha hecho millonarios a innumerables “vendedores de milagros” que hacen daño a la causa de Cristo.
- El potencial de la desilusión. ¿Qué pasará con la fe de esta madre y padre desesperados a quienes se les ha enseñado que Dios todavía está dispuesto a resucitar a los muertos cuando su pequeña niña no resucite? ¿Estarán desilusionados? ¿Perderán su fe? ¿Estarán enojados con Dios por no hacer algo que Él nunca dijo que haría?
Amigos, oren por esta madre y su padre. No solo han sufrido la pérdida dolorosa e inesperada de su pequeña niña, sino que también deben lidiar con el sufrimiento inevitable que resulta de su creencia en una falsa doctrina. Ore para que su pérdida los lleve a la palabra de Dios a buscar respuestas y descubrir por qué su milagro no fue otorgado. Ore para que comprendan que su esperanza está en su obediencia al evangelio, que les promete la reunión que buscan con su pequeña.
