Durante el Primer Trimestre en MSOP, los estudiantes del Segundo Año aprenden sobre el Movimiento de Restauración y los grandes esfuerzos que hicieron hombres fieles para restaurar el Cristianismo del Nuevo Testamento. Como parte de esa clase, deben entregar un mensaje sobre la vida de uno de esos hombres, y la aplicación bíblica que podemos aprender de su servicio al Señor. Al estar en el programa de Misiones, decidí presentar este sermón sobre cómo la Restauración aún está activa hoy, e hice algunas investigaciones sobre cómo la iglesia llegó a Panamá.
Jesús dijo, “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:37-38).
Estimado lector, el puesto de trabajo está abierto, pero, usted debe estar en el edificio. No es un edificio literal que fue construido por las manos del hombre, sino el edificio espiritual que Jesús compró con Su propia sangre (Hechos 20:28), Su iglesia, Su cuerpo (Efesios 1:22-23).
Una de las profesiones más valiosas en el ministerio, sin embargo, también una que es muchas veces ignorada. El ser un misionero es mucho más que alguien que viaja y predica. En este artículo se discute acerca de lo que envuelve ser uno, especialmente cuando se está en el campo misionero.
En algún punto del desierto entre Jerusalén y Gaza, el evangelista Felipe se encontró con un hombre que no entendía lo que leía. Este hombre le dijo, “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (Hechos 8:31).