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El artículo original, en inglés, se encuentra en este enlace.
Según la tradición islámica, el ángel Gabriel reveló el Corán a Mahoma, el último y más grande profeta de Alá. Los musulmanes lo ven como la palabra pura e inerrante de Dios. Si eso es cierto, entonces no debe contener errores. Tras un examen detallado del texto, vemos que este no es el caso.
Primero, el Corán presenta numerosos anacronismos. Menciona la crucifixión en el antiguo Egipto durante los tiempos de José y Moisés (Sura 12:41; 20:71), a pesar de que la práctica no está comprobada antes del 500 a. C. Afirma que Abraham e Ismael construyeron la famosa Kaaba en La Meca (Sura 2:127-127; 22:26), aunque no se puede verificar ninguna conexión islámica con el sitio antes de la fecha de Mahoma. El Corán afirma que un samaritano ayudó en la construcción del becerro de oro después del éxodo (Sura 20:92-95), una imposibilidad ya que Omri funda la ciudad capital de Samaria en el siglo IX a. C. (1 Reyes 16:24).
En segundo lugar, el Corán niega la historicidad de eventos firmemente confirmados. Quizás el ejemplo más evidente involucre la muerte de Jesús. Mientras que los musulmanes reconocen a Jesús como un profeta, rechazan cualquier creencia en su crucifixión (Sura 4:157-157). Su muerte está atestiguada en los cuatro evangelios canónicos y confirmada por el escritor romano Tácito (Anales 15.44) y el historiador judío Josefo (Antigüedades 18.3), entre otros. El filósofo estoico, Mara bar-Serapión, menciona la muerte de Jesús en un texto que se cree data de finales del primer siglo. El Talmud de Babilonia también contiene una referencia del siglo II acerca del destino de Jesús a manos de las autoridades romanas antes de la Pascua (Sanedrín 43a).
Finalmente, el Corán tergiversa puntos significativos de la teología Cristiana. Los Cristianos siempre han creído en un solo Dios (Deuteronomio 6:4-6; Juan 10:30), pero los musulmanes afirman que los Cristianos adoran a tres dioses (Sura 5:72-73). Otros pasajes identifican erróneamente a la Trinidad como Dios, Jesús y María (Sura 4:171; cf. 5:116).
Con numerosos problemas que van desde errores factuales hasta graves errores científicos, el Corán no puede ser la palabra infalible de Dios. Pensar de otra manera sería ignorar las claras señales de que fue producto de un hombre falible. El Corán mismo invita al escrutinio, diciendo que, si ha sido de alguien distinto a Alá, habría contenido errores (Sura 4:82). En este punto, podemos estar de acuerdo.